Una violenta explosión durante una feria de ciencias en el colegio Guadalupe, ubicado en el barrio porteño de Palermo, dejó cinco estudiantes heridos y desencadenó una investigación judicial para esclarecer las circunstancias del hecho. Según las primeras pericias, un alumno de 16 años arrojó alcohol sobre un mechero encendido, lo que provocó una llamarada dentro del aula que alcanzó a otros cuatro compañeros.
El caso quedó bajo la órbita de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°5, a cargo de Miguel Ángel Kessler, que busca determinar si hubo responsabilidad de los docentes o de la dirección del colegio por permitir que los menores manipularan elementos inflamables sin la supervisión adecuada. Entre las medidas adoptadas se encuentra la toma de testimonios a profesores, padres y adultos presentes durante el experimento, con el objetivo de reconstruir cómo se desarrolló la actividad y qué protocolos de seguridad se implementaron.
Actualmente, dos estudiantes permanecen internados. El adolescente más comprometido está en estado reservado en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, con quemaduras en el abdomen, el tronco, el cuello y el rostro, afectando aproximadamente el 35% de su cuerpo. Otro alumno se encuentra estable en el Hospital del Quemado, donde continúa recibiendo atención especializada. Los otros tres jóvenes fueron trasladados a distintos centros de salud y ya fueron dados de alta.
El incidente también afectó a una madre que se encontraba en el aula y sufrió quemaduras leves en las manos; fue asistida en el lugar por personal del SAME. El hecho reavivó el debate sobre las medidas de seguridad en experimentos escolares y la necesidad de supervisión estricta cuando los alumnos manipulan sustancias inflamables. La investigación judicial continúa en curso para determinar posibles responsabilidades.
